El liberalismo
El liberalismo y el nacionalismo fueron las primeras ideologías revolucionarias de la Edad Contemporánea. El primero se convirtió pronto en el pensamiento político y económico que mejor expresó los intereses de la nueva clase dominante: la burguesía. Siguiendo sus premisas se construyeron los nuevos modelos políticos que sustituyeron a las monarquías absolutas: las monarquías constitucionales y las repúblicas. Por su parte, el liberalismo económico permitió la expansión del capitalismo y abrió paso a una larga etapa de crecimiento económico que tuvo, no obstante, sus aspectos negativos: explotación obrera, intercambio desigual con las colonias primero y luego con los países del Tercer Mundo, deterioro del medioambiente, etc. Tampoco el crecimiento fue lineal pues fue sacudido por frecuentes crisis cíclicas que sirvieron para transformar tanto el funcionamiento económico del sistema capitalista como los postulados del liberalismo, pero no significaron su desaparición ni su sustitución por otra ideología alternativa.
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