“…El siglo XVIII se
convirtió en el eje que marcó el fin de la época moderna y el inicio de la
época contemporánea. Este doble corte estuvo marcado por una doble revolución
que transformó el mundo. La Revolución Industrial inglesa modificó la economía
porque impuso el capitalismo como sistema económico dominante; y la sociedad
por que configuró una sociedad de clases. La burguesía fue la clase social que
alcanzó el mayor poder económico y aumentó su participación en la vida
política: el siglo XIX fue el “siglo de la burguesía”. Nació una nueva clase
social: los obreros. Sus pésimas condiciones de vida generaron la formación de
asociaciones obreras y surgieron los socialismos, ideologías que plantearon la
defensa de sus intereses. En síntesis, la revolución industrial significó el
desplazamiento de economías agropecuarias y sociedades rurales por economías
industriales y sociedades urbanas. La Revolución Francesa transformó la
política expandiendo la ideología liberal. Significó la crisis de las
monarquías basadas en la ideología absolutista y el surgimiento de las
repúblicas o monarquías basadas en la ideología liberal…”
Eric Hobsbawm. “La era de
las revoluciones”. Critica. Barcelona, 1997.